No me reconoció...
llevaba
los ojos del revés
y
los pies en las manos.
Mi
desnudez
sólo
sirvió
para
confundirle.
No
me reconoció...
era
tal su prisa
amortajada
en frialdad,
su
agonía extrema,
su
delirio...
Y
mi desnudez
sólo
sirvió
para
alejarle.
No
me reconoció...
atrapado
en lamentos,
empecinado
en su cárcel
de
dolor y miedos,
en
el sudor frío
del
que espera
la
rígida sentencia impía
del
que es su propio juez y su proscrito.
No
me reconoció...
por
ahí anda...
buscándose
ahora...
Diana Maura
#SafeCreative
Cuadro de Helen Cottle
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