Se presagiaba
el salto mortal al infinito,
calma aparente
cuando el aire huele a tormenta
y a silencios de plegarias rotas,
de plegarias interrumpidas
nacidas de gargantas secas.
Labios secos y secas miradas.
Son demasiadas noches de pan rancio,
demasiadas horas sedientas.
Piel descarnada y frágiles huesos,
nadie escuchaba sus crujidos.
Lo pregonaban los muebles
ya viejos,
las huchas y los cajones vacíos.
Lo gritaban mis sueños
y ...nadie escuchaba.
Diana Maura
#SafeCreative
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