martes, 10 de marzo de 2015




No verteré más lágrimas
a pesar de las mordeduras del miedo
no derramaré más plegarias
ni sortilegios proscritos
que me defiendan.

Se hizo tarde
las banderas continúan izadas
se hicieron vértigo las almenas
jamás derribadas.

Sangran los nudillos
y cae la noche
también sangrante.
No quedan más silencios
en este vacío infinito
todo quiere concluir
y nada termina.

Camino despacio de tu mano
hacia la tumba abierta
de los valientes.

Solo necesito reencontrarme
en tus ojos
para no acobardarme.

Sabremos regresar
atravesando las tinieblas
…puede que entonces
no nos reconozcamos del todo…
seremos extraños de nuevo
aunque nuestros alientos
sean del uno en el otro.

Tampoco será el final entonces…

Ni siquiera entonces…

Calla
Siente
Caminemos…



Diana Maura
#SafeCreative

Fotografía de Katerina Plotnikova


2 comentarios:

  1. Adiós

    ¡El otoño ya! ¿Pero por qué añorar un eterno sol, si estamos empeñados en el descubrimiento de la claridad divina, lejos de las gentes que mueren en las estaciones?

    El otoño. Nuestra barca, alzándose en las brumas inmóviles, gira hacia el puerto de la miseria, la ciudad enorme con su cielo maculado de fuego y lodo. ¡Ah, los harapos podridos, el pan empapado de lluvia, la embriaguez, los mil amores que me han crucificado! ¡De modo que nunca ha de acabar esta reina voraz de millones de almas y de cuerpos muertos y que serán juzgados! Yo me vuelvo a ver con la piel roída por el fango y la peste, las axilas y los cabellos llenos de gusanos y con gusanos más gruesos aún en el corazón, yacente entre desconocidos sin edad, sin sentimiento... Hubiera podido morir allí ... ¡Qué horrible evocación! Yo detesto la miseria.

    ¡Y temo al invierno porque es la estación de la comodidad!

    A veces veo en el cielo playas sin fin, cubiertas de blancas y gozosas naciones. Por encima de mí, un gran navío de oro agita sus pabellones multicolores bajo las brisas matinales. Yo he creado todas las fiestas, todos los triunfos, todos los dramas. He tratado de inventar nuevas flores, nuevos astros, nuevas carnes, nuevas lenguas. Yo he creído adquirir poderes sobrenaturales. ¡Pues bien! ¡Tengo que enterrar mi imaginación y mis recuerdos! ¡Una hermosa gloria de artista y de narrador desvanecida!

    ¡Yo! ¡Yo que me titulara ángel o mago, que me dispensé de toda moral, soy devuelto a la tierra, con un deber que perseguir y la rugosa realidad para estrechar! ¡Campesino!

    ¿Estoy engañado? ¿Sería para mi la caridad hermana de la muerte?

    En fin, pediré perdón por haberme nutrido de mentira. Y vamos.

    ¡Pero ni una mano amiga! ¿Y dónde conseguir socorro?

    Arthur Rimbaud

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