Nada y Nadie
Sedienta y errada
naufragué en tu playa...
Tú, sólo podías ofrecerme
agua salada!
Yo era Nadie
y tú...eras Nada.
Vuelvo al mar como vine,
despojada,
con la piel y los labios macerados
por este sol que hiere
y me maldice.
No hay piedad
para el errante
que naufraga...
No hay piedad,
ni barca,
ni madero.
Sed infinita,
herida abierta...
Yo era Nada
y tú...
Tú eras Nadie,
aunque lo fuésemos Todo.
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